Sabías que desde el comienzo de la pandemia el número de consultas de adolescentes y jóvenes de entre 11 y 20 años por anorexia y bulimia ha aumentado un 50%?

Si bien un TCA puede iniciar en cualquier momento de la vida, hemos detectado que, en la pubertad, o temprana juventud, son los momentos más propicios para su aparición como puede ser anorexia, la bulimia o episodios de atracones. Esta etapa de la vida se caracteriza por transformaciones orgánicas y psíquicas que demandan un trabajo importante para el púber.

Pero... de qué transformaciones estamos hablando? Podemos resumir 3 grandes grupos de ellos.

Cambios Corporales:
El cuerpo infantil al cual estaba acostumbrado se modifica y aparecen características masculinas y femeninas. Estos cambios demandan un trabajo psíquico para apropiarse de ello.

Aparición de la sexualidad:
Junto a los cambios corporales, tiene lugar la aparición del interés sexual, resultando en muchos casos disruptivo para el adolescente y su familia.

Nuevos deseos e intereses:
El individuo desarrolla nuevos intereses, muchos de ellos diferentes a la lógica familiar, generando una distancia en los vínculos con los padres.

¿Y para los padres?
Para la familia, tener un adolescente en casa no es fácil. Demanda un trabajo mental duelo del lugar de un niño que comienza a interesarse por el afuera y relega de alguna manera lo familiar.

¿Y los Trastornos Alimentarios?
En la pubertad, los TCA pueden ser una respuesta en rechazo de todas estas transformaciones. Por ejemplo, en la anorexia el cuerpo del adolescente adelgaza tanto que puede significar un retorno a lo infantil, perdiendo los caracteres sexuales secundarios y requiriendo de un cuidado extremo por parte de sus padres.

¿Y porque en la pandemia?
El proceso exogámico, es decir de salida hacia el exterior de lo familiar, necesario para el desarrollo de un individuo, se vio limitado por el encierro y la falta de contacto de los púberes con espacios propios, como el colegio y actividades sociales con otros semejantes.